lunes, 21 de mayo de 2012

Muerte, sexualidad y fecundidad.


- Concepto de la muerte: El velorio Wayúu

Cuando muere un Wayúu se corre la voz por toda la Guajira que "ha muerto fulano de tal". Empiezan a llegar a de diferentes partes los veloriantes a la casa del difunto, dan el pésame a los familiares y seleccionan un sitio de la casa, colocando horcones para colgar sus hamacas. Mientras llega la gente al velorio, los familiares preparan en el difunto en la habitación donde murió, lo visten con su mejor traje, le abre la boca para echarle uno o dos litros de chirrinchi o ataúd para que lo lloren sus amigos, familiares y demás parientes. Al llegar sus familiares se abrazan, dan el pésame y lloran ambos por un buen rato, luego el visitante llega donde el muerto y llora sobre el; las mujeres traen un pañuelo grande para llorar y, los hombres uno pequeño, en ocasiones usan un sombrero, con el cual se cubren el rostro para llorar, se envían a varios jóvenes para saber quiénes son las personas que van llegando y acampando para luego hacerles llegar café, azúcar, tabaco, plátanos, yuca, ron, carne para que cocinen y coman durante los días que van acompañar a la familia del difunto. En el velorio se sacrifican varias reces, carneros y chivos para que coman los veloriantes y con el estómago lleno hable del bien del difunto y sirven también para que estos animales acompañen al difunto o sus nuevas tierras en Jepira (el más allá).

El cadáver nunca queda solo, y en un constante llorar, turnándose los recién llegados en el lloriqueo. Después de llorar se van a su chinchorro a conversar, tomar café o fumarse un tabaco y lamentar la muerte del difunto. Juegan domino, cuentan chistes, narran los últimos acontecimientos, comen, beben y se van relacionando y haciendo amistad durante el tiempo que dura el velorio.

El entierro
Llegando el día del entierro sacan de la casa al cadáver y lo llevan al cementerio, los veloriantes acompañan al difunto a su última morada. En el cementerio de la familia proceden enterrar el cadáver en una fosa común buena una bóveda. También en ese instante algunos velorean mientras familiares realizan disparos al aire para despedir al muerto de la tierra.

El Wayúu de que no puede dejar tan rápido al müliiashi (difunto), porque de lo contrario pues sentirse abandonado y su espíritu no podrá conseguir la paz. Al marcharse los veloriantes se les obsequiarán dependiendo de su posición económica, es decir que si es rico se le dará un torete o una vaca, ron, a otros les entregaran uno o dos ovejas y los de menos recursos pedazo de carne, un litro de chirinche, varios tabacos para que beban y fumen por el camino.

El segundo velorio

Pasando algunos 10 o 15 años después del primer velorio, los familiares se reúnen para preparar el segundo velorio, cuando se organiza este acontecimiento, surge una mujer o hombre que se ofrece voluntariamente para sacar los restos (usualmente pertenece a la línea materna de los Wayúu).

Ese día se levantará muy temprano en la madrugada, se bañara y se irá con un grupo de los familiares más allegados al cementerio, allí un hombre cavará o romperá la bóveda para sacar el cadáver, luego la recogedora procede a quitarles los trapos y demás enseres que colocaron cuando murió, para luego sacar primero la cabeza que envuelve en la sábana, luego extraer los demás huesos con mucho cuidado.

Son colocados en una vasija de barro de boca ancha (Jula´a), en una sábana blanca o en un osario, luego lo llevan para la casa y lo coloca en un chinchorro bajo una enramada para llevarlo como la primera vez. Se hace lo mismo en cuanto a la comida y la debida, pero con más fastuosidad, debido a que esté es la última despedida, para olvidar por siempre al difunto, y además se prepara con anticipación.

La recogedora de huesos después de sacarlos, es bañada, vestida con una manta muy fresca, las sueltan en un chinchorro muy angosto para que no se pueda acostar, le hablan, le cuentan chistes, para que no se duerma y le de facilidad al espíritu difunto para que se le eche encima o se acueste con ella, lo cual originaría que se enferme o muera.

Así la tienen despierta todo el día y toda la noche, hasta el día siguiente en que de llevarán comida y luego puede dormir.

Los restos son llevados nuevamente al cementerio enterrados en sitios diferentes a la primera vez y allí se queda para siempre.

Actualmente en La Guajira los velorios son iguales (con algunas variantes) debido al contacto de la cultura criolla y a la situación económica; en algunos velorios son usadas urnas más sencillas, hasta las más costosas.

Velorio
La comunidad wayuu cree en la mortalidad del alma, la muerte material es simplemente la ausencia física terrenal, pero no de total desaparición. El velorio constituye una de las ocasiones más importantes de la vida del hombre, en ello se ejecutan rituales y ceremonias de tipo mágico –religioso, para la que la persona extinta tenga una honorable despedida.

En esta cultura se mueren dos veces. La primera es cuando desaparece físicamente del alma y se libera del cuerpo y sigue viviendo en Jepi>ra (laberinto en el cabo de la vela. Guajira), La segunda muerte de la misma persona es cuando se exhuman los restos y se coloca en un sitio definitivo y se hace un velorio como si fuera por primera vez. A partir de entonces el alma de los muertos emprende su viaja definitivo a través del cosmos. Hay quienes afirman que las almas regresan a la tierra convertida en un animal o vegetal o con la lluvia. Jepi>ra es una zona intermedia entre la vida terrenal y la eternidad. El velorio implica derroche de comida y bebida, al muerto se coloca en el ataúd sus avíos de boca. Una vez que se ha cumplido con todas las ceremonias e el alma llega a Jepi>ra se comienza a convivir con las personas fallecidas en los últimos años, a los cueles no se les ha hecho el segundo velorio por lo tanto no han emprendido el viaje definitivo.

La exhumación se hace por requerimientos del alma de la persona muerta o de algún familiar fallecido. Esto sucede aproximadamente a los siete años de fallecido, se manifiesta en sueños a un familiar viviente pidiendo que se le cambie la ropa o sacudan algo suyo, interpretando con un mandato para la exhumación. Es el momento en el que el alma requiere salir Jepira y emprender el viaje cósmico por el camino de los muertos. Este velorio dura 5 días dando oportunidad que las familias se reúnan y tomen decisiones importantes.

Prohibición sobre persona asesinada
Entre el pueblo Wayuu existen normas que rigen acerca de una persona asesinada, a los varones se les prohíbe mirar el cadáver, esto que con el fin que el espíritu del muerto no tome posesión carnal, para que este no lleve le misma suerte del muerto. El muerto no se debe llorar y debe ser enterrado inmediata mente única y exclusivamente por mujeres.

Rituales
Al muerto se le hace caminar dándole toques con pringamoza, esto es para que el asesino se sienta impaciente y a pensar cosas malas y así encontrar su muerte. Por los orificios de las balas se colocan monedas y también culebras todo esto con rituales de lanía.







- Sexualidad y cultura: La danza constituye un puente entre lo sagrado y lo humano. La danza tradicional wayuu, la yonna, se celebra siempre al ritmo de la casha o tambor. Esto ocurre en diversas ocasiones: Cuando una niña se convierte en mujer, cuando la piache lo prescribe, cuando llegan las lluvias, cuando se inicia una piache, o para celebrar un acontecimiento especial.

A las niñas se les enseña, desde muy pequeñas, a cocinar, cuidar bebes, recoger leña, prender fuego, coser  y tejer. Además, se les exige que colaboren a diario en todas esas actividades. En verdad, las ocupaciones en la ranchería son infinitas, y las mujeres trabajan mucho más que los hombres. Ellas son las primeras en levantarse y las ultimas en acostarse.

Cuando llega la primera menstruación, la niña es sometida a un rito de transición. Se le corta el pelo y se le instala en un chinchorro alto, cerca del techo de la vivienda y se le ordena no moverse, comer o beber durante 3 o 5 días. Luego inicia un periodo de reclusión de 3 o más meses en los que aprende las tareas tradicionales femeninas, como hilar y tejer.

En el matrimonio wayuu se acostumbran un arreglo económico que realizan el tío materno de la novia con el tío materno del novio. Este arreglo es entendido como el sello de una relación entre clanes familiares y una compensación por la educación y preparación de la novia. El monto de la compensación depende de la importancia y la riqueza de ambas familias.

Desde muy pequeño el niño de la cultura wayuu se familiariza con las faenas del pastoreo de rebaños. A los 7 años es capaz de manejar un rebaño pequeño de cabras y puede ayudar al padre en las faenas cotidianas. A los 10 conoce bien la región y controla confiablemente un rebaño de reces o caballos. A los 15 años maneja las armas con propiedad.

Durante las fiestas de octubre en Nazareth, se celebra un reinado de majayuras, jóvenes vírgenes que representan a su comunidad. El concurso, a diferencia de los reinados tradicionales de Colombia, considera de gran importancia el conocimiento que la joven tenga de su cultura y tradición. Su belleza es considerada una cualidad mas, nunca la más importante.

Todos los cementerios tradicionales wayuu cuentan con enramadas para acomodar a los parientes durante el velorio. Los centros urbanos tienen un cementerio común, que no tiene enramadas. Para aquellos habitantes de Uribía, que no tienen su propio cementerio ni espacio para celebrar un velorio, se ofrece el mejor estilo de los blancos: una funeraria.

El consumo de chirrinche, un destilado de caña que se prepara en alambique en las rancherías, ha sido siempre alto entre los hombres durante los velorios y las fiestas. La introducción de licores fuertes, como el aguardiente y el whisky, sumada a la pérdida de valores tradicionales, han incrementado el consumo. Las mujeres beben poco, son un ejemplo de fortaleza.

Las costumbres políticas en la Guajira no han cambiado en los últimos tiempos. Los candidatos de la clase política tradicional están apoyados en caciques electorales que consiguen votos con promesas o dineros. El voto de opinión es casi inexistente. No obstante, algunos dirigentes wayuu pueden llegar a ser una alternativa en un futuro cercano. La ley wayuu se basa en el balance de poder entre los diferentes clanes familiares. En el caso de una ofensa, se ofende a un clan, no solamente a un individuo. Existe un mediador, al que se le llama palabrero, usualmente un hombre o mujer de experiencia y sabiduría, cuya función es la de establecer un puente entre ambos bandos y así evitar una guerra. Cuando se establece un pago por una ofensa cometida, cosa que se hace a través del palabrero, el clan que ha cometido la ofensa realiza una colecta entre sus miembros de familia y acumula ganado, collares, chivos y dinero, hasta reunir lo acordado con la familia ofendida. El individuo que cometió la falta será seguramente reconvenido por su comportamiento.




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